Declaración, y extensión, sobre las ordenanzas, que escribió Juan de Torija, aparejador de obras Reales, y de las que se practican en las Ciudades de Toledo, y Sevilla, con algunas advertencias a los Alarifes, y Particulares, y otros capítulos añadidos a la perfecta inteligencia de la materia…por Don Teodoro Ardemans, arquitecto, y Tracistas mayor de las obras reales…Madrid, 1719.
La obra que presentamos este mes, publicada en Madrid en 1719 por Francisco del Hierro, uno de los más destacados impresores madrileños de la primera mitad del siglo XVIII.
Escogemos esta obra sobre cómo ejecutar las obras de fábrica destinado a aparejadores y arquitectos por haber sido el libro propiedad de D. Melchor de Prado y Mariño, arquitecto de las obras de la Catedral de Santiago, tal y como se indica en nota manuscrita con su nombre en la guarda, junto con una de las signaturas.
La obra fue escrita por Teodoro Ardemans, pintor que formaría parte de los talleres de Antonio de Pereda y posteriormente, Claudio Coello y que llegaría a ser Pintor de Cámara de Felipe V, y arquitecto madrileño como teniente del maestro mayor del Ayuntamiento de Madrid, maestro mayor de la catedral de Toledo y Granada, con obras arquitectónicas como la Puerta de Toledo y la Puerta de Segovia, ambas destruidas, las Torres, patio y portadas del Ayuntamiento de Madrid, etc.
Su obra
Declaración y extensión, sobre las ordenanzas… fue reeditada en catorce ocasiones, y fue un tratado de referencia para arquitectos y maestros de obras, por ser un compendio y desarrollo de las normas para ordenar el espacio urbano, regular inmuebles, gestionar litigios y arbitrar soluciones o imponer sanciones según el caso, etc.
El libro conserva una nota manuscrita en su guarda delantera que indica que es posesión del Dr. D. Melchor de Prado y Mariño. Defendemos la hipótesis de que el propietario lo legó a los arquitectos franciscanos de Santiago para que tuviesen un manual de referencia donde formarse para la ejecución de las obras del convento, de ahí que se custodie en la Biblioteca Franciscana de la Provincia.
D. Melchor de Prado y Mariño fue un arquitecto académico, maestro de obras de la Catedral de Santiago y arquitecto municipal de Coruña. Además de las obras catedralicias, realizó el proyecto para las casas de los canónigos de Iria Flavia (Padrón), la fachada de la Capilla General de Ánimas (Santiago), y su obra más celebrada, la Colegiata de Santa María de Vigo que en la actualidad es la concatedral.
Prado no pasaría desapercibido a los frailes de San Francisco, donde las primeras intervenciones en el convento comenzaron a principios del XVII al mismo tiempo que se incrementa el número de frailes maestros, tal y como se recoge en el Libro Becerro de San Francisco de Santiago.
Dado que el libro se edita en 1719, es por esta época cuando el hermano lego Fray Antonio Fernández es responsable de las obras de la escalera principal, se dispuso la barbería y ropería, y la biblioteca en el tercer piso. El P. Eiján, le atribuye las obras de la iglesia, además de la reforma del refectorio en el 1724. En 1742, Simón Rodríguez tiene a hermanos de la orden franciscana y maestros laicos en su taller, y coincidió con al menos cuatro maestros franciscanos: fray Ignacio Fontecoba, fray Pascual de Castro, fray Manuel de la Peña y fray José Piñero.
Fontecoba pudo ser el sustituto de Simón Rodríguez, del cual se conservan tres dibujos en el archivo provincial: el diseño de la fachada principal de un templo, una peineta, y un remate para un retablo.
Fray Pascual de Castro, vinculado al ámbito de la construcción y a comienzos de su año de noviciado como hermano lego realizó un diseño para la reconstrucción de la Puerta de San Francisco de la muralla compostelana. Habrá más franciscanos legos que ejercieron el oficio de maestros, algunos de los cuales, conocían el oficio antes de entrar en el convento, o bien, se formaron junto al maestro de obras de su convento, y posiblemente, la obra de Teodoro Ardemans fue un libro de referencia en la formación y ejecución de las obras que se fueron realizando hasta el fallecimiento del último arquitecto franciscano, fray Manuel Caeiro hacia el año 1815, cuyo fin coincide con cambios sociales, políticos y religiosos hasta la exclaustración en 1835.
Bibliografía