Hallazgo de cuatro incunables en la Biblioteca Histórica de la Provincia Franciscana de Santiago

Hallazgo de nuevos incunables en la Biblioteca Histórica de la Provincia Franciscana de Santiago

Tras localizar y reunir la colección de 72 incunables custodiados en la Biblioteca Histórica de la Provincia Franciscana de Santiago, ya inventariados en 1978, se han descubierto otros cuatro de los años 1485 y 1497.

    Con el término incunable se denomina a los libros impresos antes del 1 de enero de 1501, que hace referencia a las obras producidas en los inicios de la imprenta que aún estaba “en su cuna”, de manera que se pudiese fijar el texto para el intercambio de conocimientos en la cultura occidental. Trata de imitar el manuscrito, por lo que sigue las mismas características: tipo de letra, huecas y espacios para iluminación, letras a mano, sin portada, o estas son escasas, etc., pero sí aportó la consagración del papel sobre el pergamino, y pronto incorporó ilustraciones xilográficas.
La Biblioteca Histórica de la Provincia Franciscana de Santiago cuenta con una colección de 76 incunables, incluyendo el hallazgo de otros cuatro sin registrar, ni catalogar, que damos a conocer ahora. De esta colección, la mayor parte de los incunables proceden de imprentas europeas en Lyon, Venecia o Basilea. Otros, representan importantes imprentas españolas, como la de Antonio de Nebrija, Guillén de Brocar o, menos conocido, el impresor toledano Antonio Téllez.

    Para conocer el origen del patrimonio bibliográfico conservado en la Biblioteca del Convento de San Francisco de Santiago debemos remontarnos al siglo XIII con los primeros estudios teológicos. La primera noticia de la tradición libraría de los franciscanos en Compostela, aparece en un manuscrito conservado en la Biblioteca Vaticana datado en 1236 con un listado de manuscritos en préstamo del palacio arzobispal de Don Bernardo II.

En el siglo XVI los franciscanos de Santiago cuentan con Colegio Teológico facilitando el incremento de fondos bibliográficos, tanto en calidad como en cantidad, gracias a donaciones de bibliotecas y principales figuras culturales de Santiago. Un trabajo complejo y lleno de dificultades debido a que la Orden se acogía a la estricta observancia que obligaba a la desapropiación total, tanto comunitaria, como individual. Con la ocupación de cátedras universitarias por parte de los franciscanos de Santiago en el siglo XVIII, surge un repunte en el cuidado y adquisición de libros que favorece el desarrollo de la librería conventual, colocándola a la cabeza de las mejores bibliotecas de Galicia.

Tras la exclaustración y desamortización de 1835, se recuperan parte de los fondos expropiados gracias a la restauración del Convento en forma de Colegio de Misioneros de Tierra Santa y Marruecos en 1862. Desde entonces, la Biblioteca Franciscana de la Provincia de Santiago creció con donaciones, nuevas adquisiciones, bibliotecas procedentes de otros conventos y bibliotecas personales de los frailes. En la actualidad, custodia el Patrimonio bibliográfico y documental de la Provincia Franciscana de Santiago y, como biblioteca histórica, está abierta al público para su consulta en sala, estudio e investigación.

    La mencionada colección de 72 incunables fue inventariada por Francisco Cantelar Rodríguez en 1978; al año siguiente, el franciscano Isaac Vázquez Janeiro publicó la aparición de un volumen con tres incunables sobre los Sermones de San Vicente Ferrer, desconocido hasta la fecha.
Hoy, incrementamos la colección con el hallazgo de otros cuatro incunables sin inventariar, registrar, ni catalogar. Dos con el sello de procedencia del Convento de San Antón de Herbón y datados en 1497:
 

• Forma nouiciorum, del franciscano David de Augusta, impreso en Sevilla por Meinardo Ungut y Estanislao Polono. Contiene el Tratado de imagen de vida de San Buenaventura, franciscano, que trata sobre la meditación; Tratado del libro de la vida de Jesús, y el Libro de Isaac de Siria, sobre la vida espiritual.
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• Explanatio Psalmorum escrito por San Agustín e impreso en Basilea por Juan de Amerbach. Son comentarios sobre los salmos por Agustín de Hipona, escritor, teólogo y filósofo cristiano del s. IV.
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Y otros dos incunables publicados en 1485 procedentes de la Congregación de San Mauro, de monjes benedictinos franceses conocidos como “mauristas”, tal y como indica la anotación manuscrita en los ejemplares:  
 

• Vitae Pontificum de Bartolomeo Platina, humanista, escritor del renacimiento italiano. Impreso por Juan Rosso de Vercelis en Treviso, como su nombre indica trata la vida de los Papas, desde Pedro, apóstol, hasta Pablo II (1464-1471)
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• Fasciculus temporum, vel Chronica ab initio mundo del cartujo Werner Rolevinck, impreso por Erhard Ratdolt en Venecia, se trata de un compendio de la cronología universal, desde los inicios de la creación del mundo y sus personajes principales hasta Juan Bautista. Fue considerado como manual histórico, y continuado por J. Linforius desde los años 1484 a1514.
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    Puede que esta noticia del hallazgo de cuatro nuevos incunables se acoja de manera caprichosa e irrelevante, pero hay que incidir en que el interés de los incunables reside no tanto en la obra en sí misma o en su autor, sino en otros datos que los singularizan, como pueden ser las anotaciones manuscritas de su dueño, su procedencia, sellos, etc. Representan el inicio de la producción en serie de impresos accesibles que llegaron, en primera instancia, a las familias e instituciones más pudientes de Europa, y crearon, de forma lenta pero constante, las condiciones de un cambio cultural que define nuestra forma de ver el mundo y afectó a la sociedad a finales de la Edad Media e inicios de la Moderna.

    Los tórculos de la imprenta, cuya intencionalidad era comercial, produjeron libros de fueros, manuales, leyes del reino, libros de historia y de medicina, etc., donde se especificaban los roles en la sociedad. Estos libros son un legado que recopilan todo tipo de materias en una época que estaba viviendo muchos cambios. El conocimiento y divulgación del mundo clásico al final de la Edad Media, ayudó sobremanera el empuje tipográfico, abrió nuevas posibilidades para el arte y la cultura y provocó modificaciones en la Europa Moderna, con textos escritos en la Italia prerrenacentista, inmersa ya en la corriente humanística.

    Los incunables son muy preciados en todo el mundo por el conocimiento que aportan en torno al desarrollo de los impresos y los intereses que guiaban sus contenidos: cómo se realizaban las publicaciones en aquella época, cómo y dónde se comercializaban, qué contenidos interesaba dar a conocer, entre otros. Por lo tanto, su catalogación y puesta en valor debe ser acogido como conocimiento de un contenido y materialidad del siglo XV que contrasta nuestra sociedad del siglo XXI. No es para nada descabellado si entendemos que las humanidades y su reflexión nos harán libres, pese a quien le pese, pues también estamos siendo testigos de la transformación social que supone el entorno digital inmediato. Nos ayudarán a comprendernos y hacernos mejores personas. Sólo hay que aprender a pararse un poco y desarrollar la capacidad de una lectura crítica de las cosas.