Tal día como hoy, los ciudadanos de París (Francia) asaltaban la fortaleza de la Bastilla, prisión estatal convertida en símbolo del absolutismo. Tras duros y cruentos combates en los que mueren casi cien asaltantes, la Bastilla cae a manos de los insurrectos liberando así a los siete prisioneros políticos allí encarcelados y se desarma a los guardianes que se han rendido. Mientras, la población también retiene a la familia real en el palacio de las Tullerías.
Mientras, en España, Carlos IV mandaría realizar un índice de libros prohibidos el cual se encuentra en nuestras instalaciones.
Esto se debe a que los sangrientos sucesos acontecidos en Francia a raíz del estallido revolucionario, hicieron que en 1789 Carlos IV, alarmado por el giro que tomaban los asuntos con el país vecino, llegó a la conclusión de que los principios revolucionarios eran heréticos. Por otra parte, la Inquisición actuaría rápidamente bajo ese parecer ordenando que todos los periódicos, al igual que el resto de literatura subversiva proveniente del otro lado de los Pirineos, fueran entregados a sus representantes. El objetivo principal de este suceso era que las revueltas que estaban a acontecer en Francia no se extendiesen a España.
Así, fueron razones por lo tanto esencialmente vinculadas a la defensa de la tranquilidad y el orden público las que llevarían a revitalizar la censura en sus diversas formas, incluyendo, por supuesto, la ejercida por el Santo Oficio.
En estas imágenes podemos ver un ejemplar del Índice último de los Libros Prohibidos y mandados expurgar por orden de Don Carlos IV el cual contiene el Índice Expurgatorio del año 1747, y en los Edictos posteriores, hasta finales de Diciembre de 1789.